Un día tuve miedo de perdonar. Era demasiado coraje lo que sentía. Traición, decepción, impotencia. Estaba incrédula de lo que me estaba pasando y a la vez lo miraba y se me hacía tan injusto. Por qué yo, por qué a mí.
Hoy quiero hablarte a ti tan cerquita, tan de tú a tú. De cómo deje de pesar tantos kilos que no me pertenecían, de cómo entendí, y de cómo expandí mi conciencia hasta el punto de que nada me afecte más de lo necesario. Hoy quiero hablarte del perdón.
Para ti que tienes mucho sin soltar rabias, para ti que te miras en el espejo y te detestas, que te hablas mal, que no eres lo suficientemente paciente contigo mismo, para ti que sientes que no puedes, no sabes, te duele perdonar. Para ti van dedicadas mis letras.
Perdona, no por los demás perdona por ti. Porque lo que te hicieron no tiene nada que ver contigo. Perdona, pero perdona bien con el corazón, desde lo más profundo de tu alma.
Perdona con el pasado, el presente, el futuro. Perdona a tus padres porque esto te sanara la vida. Perdona a tus padres cuando pensaste que no te amaban lo suficiente. Lo hacían, desde su orilla, con todos sus conflictos te amaron, y te aman.
Perdona a tu pareja cuando te enseño lo que necesitabas aprender de ti mismo, cuando te enseño mediante lo que tu consideras una traición. Perdona.
Perdona a tus amigos cuando no fueron lo suficientemente compasivos contigo para decirte la verdad, y te dolió. Pero cuanto te ayudo su sinceridad.
Perdona a tus abuelos, a tus bisabuelos a todo lo linaje porque ellos hicieron lo mejor que pudieron con las herramientas que tenían y tú eres hoy el resultado de todo eso, por eso, perdona.
Perdónate. Sobre todo, perdónate. Suéltate de las cadenas que te anudan y te siguen llevando hacia atrás. Perdónate por no amarte lo suficiente, por no decirte cuando te quieres cada dia aunque sea un poquito. Por no darte tu lugar. Por no considerar que eres valioso e importante.
Perdónate y perdónalos para que no sigas repitiendo los mismos patrones auto-destructivos. Para que dejes de cargar con dolores que no son tuyos.
Perdónate por no ser lo que los demás quieren que seas, pero perdónate sobre todo por no ser lo que tú quieres ser. Eres único así que, levántate.
Perdónate por fallar como amiga, como hijo, como amante, como mujer, como hombre, como niña, como niño. Perdona a tu niño herido sácalo a pasear contigo, dale un regalo. Empieza haciendo las pases contigo mismo desde el momento de tu concepción que fue un momento de amor. Saca todo ese dolor, saca todas esas lágrimas.
Y perdona… todo. Al cielo, a la tierra, al mar y a tu no querer perdonar. Perdónalo
Perdona porque vas a morir y en esa muerte todo tu presente comenzara a florecer, te lo aseguro.
Todo mi amor para ti...