¿Alguna vez has querido irte de ti?
¿Te has quejado al cielo de la vida que te ha tocado? Hemos sentido rabia y confusión por no entender qué nos hizo así. Me he ido a dar la vuelta, a caminar para mirar el cielo y pensar en mi existencia. ¿Quién responde el misterio de mi vida? ¿Por qué se va de la vida gente que quiere permanecer? ¿Por qué tengo que cargar todo este peso?
He querido irme de mi, meter mis cosas dentro de un pañuelo; al final es poco lo que tengo. He querido echarme a correr y miro hacia atrás y me veo a mi misma persiguiéndome. Tengo mucho todavía que sanar.
No soy lo suficiente buena para diferenciar que es lo bueno y que es lo malo, que ironía. He querido irme de mi. No soñar con un imposible, no volverme a ver frente al espejo.
Yo sé que tú te sientes igual, largarnos es querer deshacernos del dolor que sentimos. Atar los nudos que traemos sueltos en la garganta. Yo también aprendí a esconderme de mi misma.
Aprendí a decir: “hoy no quiero”. También baje los brazos en batallas, pero no en guerras. Me miro a mi misma riendo, sé que en ese momento tengo 7 u 8 años. Un paseo en bicicleta, pedaleando veloz para no pensar en lo que no pude ser antes, en todas las cosas por las que me culpo.
Yo también me he querido ir de mí y siempre termino llorando porque por alguna razón no puedo irme de este amor que siento. A veces no quisiera amarme tanto para poderme ir sin culpa de romperme el corazón.
Siempre que corro me alcanzo y me abrazo, pero siempre he querido irme de mi.
Les dejo siempre todo mi amor
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